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En la actualidad la obesidad es reconocida como una enfermedad primaria y un factor de riesgo, según su relación con otras patologías, entre ellas las Enfermedades No Transmisibles (ENT), las que constituyen un motivo de preocupación hace décadas tanto en Chile como el mundo. Su prevalencia a nivel internacional y nacional ha experimentado un sostenido incremento a lo largo del curso de vida, siendo considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una nueva epidemia del siglo XXI.  Gran parte de los países del mundo se han visto afectados por el sobrepeso y la obesidad, de los cuales, ninguno ha informado una disminución de sus prevalencias nacionales.  

Según las estimaciones presentadas en el Atlas Mundial de la Obesidad 2023, si se mantienen las tendencias actuales, la obesidad costará a la economía mundial más de 4 billones de dólares en ingresos potenciales el 2035, lo que representa casi el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial actual. Además, se espera que su impacto económico alcance el 3,29% del PIB mundial para el año 2060 si no se toman medidas oportunas de intervención. 

En materia de prevalencia de obesidad en niños y niñas, este mismo informe proyecta un aumento del 10% al 20% entre el período 2020 – 2035, mientras que para Chile se estima, para menores de 5 años, un aumento del 2,7% anual en el mismo periodo. Estas estimaciones reflejan la preocupante situación del sobrepeso y la obesidad y da cuenta de la complejidad de este problema de salud y de lo profundamente instalado que está en nuestra sociedad. 

Respecto a los datos 2022, el Departamento de Estadísticas e Información en Salud (DEIS, MINSAL) muestra que el 22,44% los niños y niñas menores de 6 años controlados en el sistema público de salud, ha sido diagnosticado con sobrepeso y el 14,06% con obesidad, lo cual supera significativamente la meta de impacto establecida en la Estrategia Nacional de Salud 2011-2020. Esta estrategia tenía como objetivo reducir la prevalencia de obesidad en esta población a un 8,6%.  

Lo anterior es especialmente alarmante ya que la evidencia muestra que alrededor de las tres cuartas partes de los niños y niñas con sobrepeso u obesidad mantienen esta condición en la edad adulta, lo que acrecienta el riesgo de desarrollar patologías graves como enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y trastornos musculoesqueléticos, las que a su vez pueden provocar discapacidad y problemas de salud mental. Estos problemas de salud que se están presentando a edades cada vez más tempranas, lo que tiene graves consecuencias a largo plazo. Asimismo, puede generar consecuencias físicas, psicológicas y sociales durante todo el ciclo de vida, infancia, adolescencia y adultez. Dado que el tratamiento en la edad adulta es de difícil manejo aumenta la posibilidad de aparición precoz de discapacidad y muerte temprana.  

El sobrepeso y obesidad son condiciones cuyo origen es multifactorial pero que, fundamentalmente, se relaciona con el aumento sostenido en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional, y un bajo o nulo nivel de la actividad física, debido al incremento sostenido de estilos de vida cada vez más inactivas, por ejemplo, el creciente y acelerado uso de pantallas y juegos de video, entre otras. Está determinada por diversos elementos ambientales y sociales que la complejizan, entendiendo que su modelo causal considera los determinantes sociales, tanto estructurales como intermedios, que influyen en su incidencia y prevalencia, como la pobreza, el género, la industria alimentaria y los entornos alimentarios. Poniendo en evidencia que la obesidad constituye un problema de salud pública con una distribución desigual e injusta tanto a nivel mundial como nacional. 

Abordar y prevenir el sobrepeso y la obesidad infantil y adolescente desde una perspectiva poblacional nos desafía como Estado a extender la mirada, identificar con mayor claridad y precisión los factores que hoy inciden en los estilos de vida de las personas y a trabajar con determinación en generar ambientes más saludables para las comunidades. Actuar favoreciendo el desarrollo de entornos saludables y sostenibles, y donde se generen hábitos de vida activa no es una tarea que se pueda realizar en solitario, requiere aunar y conducir múltiples esfuerzos y experticias.  

Teniendo presente todas estas complejidades y desafíos, se trabajó y elaboró el documento Estrategia para Detener la Aceleración del sobrepeso y obesidad 2023- 2030 en la Niñez y Adolescencia, en el Marco de la Política de Alimentación y Nutrición. 

Esta estrategia se constituye como una hoja de ruta sectorial e intersectorial en la materia y orienta el actuar coordinado para implementar las líneas definidas como estratégicas y prioritarias para la prevención de sobrepeso y obesidad en niños, niñas y adolescentes (NNA).  

Estas líneas estratégicas responden a la Política Nacional de Alimentación y Nutrición, a la Agenda para el Desarrollo Sostenible9 y a la Estrategia Nacional de Salud 2023. A su vez, se articula con el nuevo Plan de Aceleración de la OMS para detener la obesidad, el cual fue elaborado en base a las nuevas recomendaciones aprobadas en la 75ª Asamblea Mundial de la Salud para la prevención y el tratamiento de la obesidad a lo largo de la vida.  

Agradecemos a los ministerios de Educación, Deporte, Agricultura, Desarrollo Social y Familia, Trabajo, Mujer y Equidad de Género y Economía, Fomento y Turismo, así como a OPS/OMS, UNICEF y FAO por responder positivamente a este llamado a la acción y por disponerse con ánimo y compromiso a contribuir desde sus respectivas áreas a su implementación pensando en el presente y en el futuro de nuestro país. 

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Estrategia para detener la aceleración del sobrepeso y obesidad en la niñez y adolescencia 2023-2030
Res. Exenta N°185 Aprueba Estrategia para detener la aceleración del sobrepeso y obesidad en la niñez y adolescencia 2023-2030