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Ser protagonistas de su aprendizaje es la premisa que existe en los jardines de Integra y, en La Casa del Árbol de Rengo, esta máxima la viven en cada experiencia educativa que realizan diariamente.

El establecimiento, que cuenta con un sello medioambiental, enseña a los niños y niñas a descubrir con sus propias manos por ejemplo, a moldear y hacer sus masas con agua y harina, permitiendo así el desarrollo y descubrimiento a través de sus sentidos, junto con las características del material con el que trabajan.

Y no solo eso, dado su sello ambientalista reutilizan material plástico, para ocuparlo en la creación de instrumentos musicales, por ejemplo, convirtiéndolos en coloridos sonajeros que luego utilizan en otros procesos educativos.

Para la agente educativa Mariana Olea, este tipo de aprendizajes y en especial el moldear es una de las actividades que más entretiene a los niños y niñas: “Les encanta moldear, les encanta jugar con masas, con plasticina, les encantan las cosas relacionadas con el arte”, relata.

Es a través de estas prácticas que Integra garantiza el derecho de los niños y niñas a una educación parvularia de calidad, que les permita desarrollarse plenamente felices, reconociéndolos como personas únicas, ciudadanos y ciudadanas, capaces de conocer y transformar el mundo, principalmente a través del juego.